En el olvido uno encuentra la razón de vivir porque, cuanto más capaces de olvidar somos, menos nos inoportunan esos recuerdos perjudiciales que nos hacen anclarnos a un pasado teñido de desesperanza y agotamiento. Y probablemente tambié entre la frustración en ello. Si no somos capaces de olvidar, ¿cómo podríamos solventar el estado anímico de frustración?
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