Momentos de lucidez. 

Retornar la vista hacia el pasado y darte cuenta de lo mucho que has cambiado con los años.
Darte cuenta de que sigues siendo la misma loca soñadora cuando se trata del amor.
Pero que has sabido madurar y adaptarte a la realidad causada por dicho amor. 
Darte cuenta de que sigues teniendo esa oscuridad encadenada a tu pecho, 
pero esta vez enterrada entre miles de sonrisas.
Darte cuenta de que no sabías nada, y sin embargo tener la sensación de que 
tenías la llave del futuro. 
Darte cuenta de que te quedaban muchas cosas por hacer, y que al final
nunca llegaste a hacer.
Darte cuenta de que sigues teniendo a los mismos amigos, aunque con alguna
que otra diferencia.
Darte cuenta de que tus pensamientos de antes, siguen pareciéndose a los de ahora,
con la diferencia de que en este preciso instante sí que soy capaz de darles forma.
Darte cuenta de tantas cosas, al fin y al cabo.



Ahora no puedo evitar sonreír a cada palabra que leo y dice barbaridades.
No puedo evitar reírme de mi propia ingenuidad y mi propia ignominia. 

Lo único que no ha cambiado es la persistencia que he tenido a la hora
de buscar el amor. Para mí es aire que he de respirar continuamente. Me encanta
la sensación de tener a alguien que realmente vale la pena. Y creo que por ello soy una adicta al amor. Y a todo lo que conlleva. Pero, "¿quién no ha soñado alguna vez con encontrar al chico de sus sueños?"

Pero como se suele decir normalmente, son cosas de la edad.

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