Después de unos días algo malos y llenos de tristeza, hoy estoy más que feliz. Creo que lo que necesitaba era salir, despejarme y estar en moto. En la moto una piensa muchas cosas y sopesas de manera efectiva tu vida y de qué manera está yendo por el camino correcto.
La moto te da la sensación de ser invencible al peso de los recuerdos, te hace disfrutar por entero, a pleno corazón de lo que ves y sientes en ese momento. Lo mejor de la moto es que todos los pensamientos se tornan en algo bueno, en algo positivo con el que poder seguir adelante. Echaba de menos la sensación de plenitud derivada de una buena salida, una buena ruta. Todo ello a pesar del cansancio, del molimiento de rodillas, del calor o frío agobiante... Aún así, te sientes libre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario