Volúmenes de amor y otros cuentos.

Dicen que los te quiero son como el amar, el tener cariño o voluntad. Tener entereza, tener fortaleza, fuerza de ánimo. Ganas de comerse el mundo, supone la integridad misma y la perfección de lo que se quiere o ama. Mediante este hecho se consolida la esperanza que supone el amor, el milagro de ser amado.

Y en tu fortaleza he encontrado un bastón sobre el que apoyarme para no caer ni rendirme, desfallecer o flaquear ante mi empeño de amarte cada día más, con menos. Y con tesón y valentía no decaer en mi necesidad de tenerte cada día. Y con empeño y perseverancia seguir tus huellas hasta llegar a tu cama, refugio de nuestras pieles, de nuestra carne desnuda sin vestimentas que la recubran.
Y quedarme así por tiempo ilimitado, como si estuviésemos destinados a ser perennes, a ser como Averroes. Como si estuviésemos destinados a calmar nuestra sed a base de besos. A calmar nuestras ansias con presteza.

Por todo eso dicen que los te quiero son fuente de la vida eterna, son elementos de predestinación y no de un acto azaroso. Por todo eso:

te quiero.

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