Cuando empecé a interesarme por ti tuve miedo de hacerte daño, tuve miedo porque soy una persona que tiende a la autodestrucción continuamente; porque lo había pasado mal con otras personas y porque no era capaz de mirarme al espejo sin ahondar en el profundo y oscuro abismo que habitaba en mi alma y corazón. Me veía a mi misma como un monstruo.
No quería que sufrieses por mi culpa, no quería que lo pasases mal porque algo tan absolutamente redentor como es tu bondad y tu corazón, no merecían que yo te hiciese pedazos. Eso pensé entonces porque me aterraba empezar otra relación. Me aterraba el tener que volver a empezar, a entregar otra vez mis sentimientos con ese miedo continuo y perpetuo que me había acompañado desde siempre. Tenía miedo de no ser capaz de recomponerme y que sufrieses por eso, de que por mi culpa fueras infeliz. Y durante muchísimo tiempo esa idea rondó por mi cabeza siendo una sombra constante dentro de mi corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario