Quizás cada movimiento en falso le suponía un alejamiento de su persona, cada sentimiento que agolpaba en su pecho se transformaba en pequeñas dosis de odio e indiferencia. ¿Por qué seguir el juego cuando nadie sigue tu juego? ¿Qué sentido tiene seguir en esta trampa si siempre atento contra mis propios principios?
La respuesta es tan simple que me apabulla.
Simple.
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