Antes de irme a dormir no puedo evitar comentar algo que me ronda por la cabeza. Sé que no es el lugar idóneo por el simple hecho de que sería exponer muchas de mis vulnerabilidades al gran público. O dicho de otra manera, sería comentar algo demasiado íntimo como para que todo internet pueda acceder a esta información.
Y sin embargo, lo que necesito es un poco de paz, quitarme esta historia de encima y hablar sin tapujos de ella. O puede que hablar de ella indirectamente y con trabas, hablar sin hablar.
Lo que puedo decir al respecto es que las personas que tenemos problemas de índole física-emocional derivados de los complejos que producen los estereotipos que nos venden, tenemos la fea costumbre de compararnos y medirnos con el resto de las personas de la faz de la tierra. Es un error con el que yo, al menos, tengo que enfrentarme día a día. Da igual lo mucho que haya superado ciertas cosas o simplemente, el hecho de "aparentar ser" o "realmente estar" sana ha motivado una subida brutal de mi autoestima. Pero soy consciente de que suele mermar muy a menudo por el simple hecho de que no me siento del todo segura de mí misma como persona sana y saludable. También es cierto que podríamos decir que hablar de "sano", "saludable", en una sociedad cada vez más enferma y más plastificada resulta cuanto menos irónico. Es decir, ¿qué consideramos saludable dentro de los cánones de belleza establecidos? ¿A una modelo cuyo peso no sobrepasa los 50 kg? ¿A una mujer de tallas de infarto e imposibles?.
Es cierto que siempre habrán personas mejores que tu en todos los aspectos de la vida, ya sea de forma intelectual o física peor no deja de molestarme el hecho de saber que a pesar de que yo quiero ser perfecta, no puedo serlo. Y es un error decir no puedo cuando en realidad debería de decir no quiero.
Pero es así. Soy una inconformista patológica por decirlo de alguna forma. A pesar de que lo tengo todo, creo no tener nada por el simple hecho de que creo no merecer tanto. Es arrogante, ¿cierto?. Soy humilde hasta rozar la arrogancia más vil e hipócrita.
Digamos que toda mi vida se basa en una distorsión que tengo acerca de mi misma y mis propias posibilidades, de saber demasiado bien cuales son mis límites o mis aciertos. Aunque por ahora vayan ganando todos los límites.
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