Debéis saber, señor mío,
que soy una contradicción andante.
Alabo la virtud a la vez que
mis acciones me llevan al pecado.
Adoro la luz mientras amo
la profunda y abismal oscuridad.
Cuento con mi valentía
que se esconde tras el escudo que supone
la cobardía.
Y hablo de osadía cuando
el miedo consigue vencer mi coraje.

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