Sin duda a pesar de mis subidas y bajadas, de mis quiero-pero-no-quiero, de mis debo-pero-no-debo, el que asiente pacientemente con el gesto enternecido eres, en definitiva, tú. Y eres quien me soporta cuando yo misma deseo dejar de soportarme, quien me quiere cuando yo dejo de quererme, quien me apoya cuando he perdido la confianza. Eres mi gran apoyo y compañero. Y yo, por muchas vueltas qe le doy, no sé porqué siguess aquí, aún haciéndote daño de forma inconsciente, sigues aquí. Y siento que no te merezco. Y mengua mi sonrisa a causa de estos pensamientos. Sin ti no sería nada, y sin mí, brillarías permanentemente. Sol agraciado con el poder de la paciencia infinita, rebosante de amor y otras palabras caldeantes. Rostro apolíneo sin ápice de locura. Yo, sin ti, muero.
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