Adiós amiga, adiós.
Siempre se vuelve al principio. Es un hecho cíclico. A pesar del tiempo, de la unión a la que nos vemos sometidos, casi siempre acabamos siendo extraños, completamente desconocidos. Como si nunca antes hubiésemos hablado, como si no hubiésemos tenido contacto, como si nunca antes hubiésemos entablado una bonita amistad. Y me apena. Me rompo por dentro. Porque yo te quise, y te quiero aunque no sea lo mismo, y creí que venceríamos al paso del tiempo.
Y ahora, la extrañeza. El cordial saludo por bandera. ¿Dónde habita la calidez ahora? ¿En qué momento se perdió? ¿Qué ha sido del sonido de la risa, del eco de nuestras carcajadas?.
Se ha marchitado. Como una flor en otoño. Hemos cambiado de escenario, de estación. De la dulce primavera al duro invierno.
La lejanía y distancia. Un 'adiós corazón, ya nos veremos'. Y mientras, espero pacientemente. 'Hasta pronto, querida' -me digo con soltura-. 'Hasta que el destino decida unirnos de nuevo'.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario