Carta sin destinatario.
Soy incapaz de decirte a la cara el miedo que siento cuando me alejo de ti. Es probable que mi dependencia desesperada no sea más que un trastorno desmesurado de mis sentimientos.
El miedo a darte todo y que tu no seas capaz de abarcar tanto amor desmesurado y enfermo.
Es probable que nunca pueda llevar a cabo una relación amoroso-afectiva normal, porque he sufrido. Es la realidad del drama de mi existencia. Drama que se fundamenta en la consciencia de los actos que perpetuaron sobre mí, en mi propia concepción dramática de mi ser.
La indescriptible felicidad que me has provocado es casi igual que el miedo que siento a perderte, a peder todo lo que me ha costado conaeguir, a perder la poca estabilidad que tengo dentro de mi psique.
La inseguridad habla en esta carta que nunca llegaré a entregarte porque sería exponer mi vulnerabilidad. Y ésta, eres tu.
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