Todo se reduce al concepto que tenemos de nosotros mismos. Si vemos que no somos como queremos ser, si vemos cada desperfecto, no esperes que nadie te tienda la mano, porque al final quien es el motor del cambio eres tú. Aún así, hoy me veo como una giganta desbordada por su desdicha.

Gracias por nada, mundo.

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