Mientras grito que no te necesito, mi voz se va perdiendo entre los ecos de tu sonrisa y los hoyuelos de tu mentira. Y entonces caigo, caigo hacia el abismo porque no soy capaz de salvaguardarme, no soy capaz de sacar las alas y ponerme a volar.

Supongo que lo peor de creer que estás en la cima es la caída es más dura e incómoda, más dolorosa. Y no puedo evitar compararme con todos aquellos que son felices ahora, viviendo historias de amor de ensueño, viviendo historias que realmente envidio. Y lo envidio por la seguridad que tienen al amar a la otra persona, al quererla como si de él/ella mismo/a se tratase.

Y yo, como siempre, estoy condenada a seguir buscando a quien realmente me complete y a quien realmente no le importe quedarse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario