Dos caras.

Y si el viento me susurra una terrible verdad, procuraré congelar el tiempo en los momentos felices. Porque la siniestra boca de la mentira, oculta tras la máscara de la inocencia, lo único que pretende es hacer daño y perturbar la felicidad con la que uno desea seguir viviendo.
No es ceguedad, ante el tumultuoso rumor que me provoca el viento, es ignorancia ante algo sin certidumbre alguna.

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