Dormir. Despertarme sudando. Otra vez la misma pesadilla.
Tiene que ver con un barco, llamado Elinor. Un barco capaz de hacerse invisible a los ojos de los humanos, un barco tan grande como un crucero de 8 plantas.
Pero lo más extraño no es el barco, es la pareja que se queda admirando la majestuosidad provocada por ese barco. Una pareja que está en un muelle lúgubre y destartalado, un muelle sin amarres, sin barcos por los alrededores.
De repente, la chica habla. Solo dice una palabra, Elinor, y el barco aparece ante sus ojos. A continuación todo se vuelve oscuro, difuso y confuso. Se escuchan sirenas siniestras, se escucha el sonido mecánico de lo que parecen ser robots gigantes. Y de pronto, el vacío.
La pareja se ha esfumado en el viento,no hay ni rastro de ningún ser viviente. Solo queda ese barco, Elinor.
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